Hola, soy Siel, una chica belga de 22 años. Siempre me han fascinado otras lenguas y culturas, así que
me encanta viajar. Sin embargo, antes mis viajes se limitaron ante todo a Europa. He visitado los
Países Bajos, Francia, Alemania, Italia, Grecia etc. A mis 18 años empecé mi primera carrera en la
universidad de Gante, llamada Lingüística y Literatura inglesa-española. Durante cuatro años, estuve
sumergida en la cultura española, lo cual fomentó mi fascinación con el mundo latinoamericano.
Ahora, gracias por mi segunda carrera en el UCLL, llamada Ciudadano Mundial y Desarrollo, recibí la
oportunidad de viajar a este lado del mundo. El estudio se enfoca en las relaciones interculturales
sostenibles e incluye hacer prácticas durante seis meses en un país de desarrollo. Debido a mi amor
por el mundo latinoamericano, elegí Perú. Así pues, del 14 de noviembre hasta el 7 de mayo me
quedo en Urubamba para contribuir al proyecto AMA Sacred Valley, de Julio Sanchez Hernandez.
Para que puedan seguir mis aventuras peruanas, publicaré un pequeño texto cada 20 días.
Empezamos por el inicio: mi llegada a Urubamba, el 14 de noviembre. ¡Qué paisaje!. Estoy
completamente rodeado por montañas, lo que no tenemos en Bélgica. Pronto quedó claro que esta
cercanía a la naturaleza constituye uno de los aspectos centrales del proyecto AMA Sacred Valley.
Julio me ahoga en información. En general, AMA Sacred Valley ayuda a tres poblaciones vulnerables
a encontrar trabajo: las mamas solteras y jóvenes con discapacidades que trabajan en el restaurante
y las mamas tejedoras de las comunidades andinas que tratan la lana de alpacas. Julio me contó que
la cocina de AMA restaurante trabaja con ingredientes saludables para alimentar las buenas
energías. Para mí, es un poco extraño. En mi casa belga, también comemos saludable pero nunca
había relacionado los efectos con buenas o malas energías. De verdad tengo que acostumbrarme a
este lado más espiritual. Creo que es porque en Europa lo hemos perdido y nuestra forma de pensar
se domina más por la ciencia. Así por ejemplo, los peruvianes también consideran a la tierra como su
madre, por lo que usan diminutivos para designar todo lo que deriva de la tierra (ej. vasito). Estoy
convencida de si todo el mundo cuidara a la tierra como a su familia, sufríamos menos de los
problemas climáticas actuales.
También ya he acompañado Julio a Patacancha, una de las comunidades andinas. Allí, descubrí que
recién recibían máquinas de coser eléctricas. Sabiendo que ya existen máquinas mucho más
avanzadas, me sorprendió como una cosa tan “simple” pudiera causar tanta alegría y gratitud. Pero
también era emocionante ver como un gesto pequeño puedo tener un efecto tan grande. Para mí,
era una prueba de igualdad de oportunidades. Al mismo tiempo, estoy contenta de haber visto este
lugar de producción, porque ahora ya tengo una idea más clara de cómo se producen los productos
que se venden en la botica de AMA.